Hacer y echar son verbos. Yo hago manualidades y echo de menos las vacaciones, por ejemplo. También puedo echar basura en el contenedor. Lo que no puedo, es hechar. Jamás. Porque ese verbo no existe, por mucho que la hache sea muda. Pero claro, es un hecho que cuando conjugo en participio lo que hago, resulta en lo que he hecho.

Entonces, yo te echo de mi casa, mis plantas echan raíces (aunque con lo de mantenerse vivas no les va tan bien) y para decidir algo lo echamos a suertes. Al mismo tiempo, la carne pueda estar bien hecha o mi hijo puede estar hecho un basilisco.

Y por hoy lo hecho, hecho está.

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